Y digo que solo un poquito porque solo nos dejó ver su
perfil y poco más. Entre que está ya muy colocado y hacer que girara la cabeza
era misión imposible y que cada vez que le enfocábamos la cara se plantaba
tooooda la mano, fue casi un logro obtener alguna fotografía decente. Pero todo
hay que decirlo, la culpa no fue suya sino nuestra. Ya nos habían informado de
que realizarse la eco 4D a finales de la semana 30 era bastante arriesgado, y
que podría ser que no viéramos nada (sumado a que mi bebe está más gordito que
la media). Pero como el papa estuvo de viaje casi un mes, yo preferí esperarle
e ir los dos juntos.
Fue muy bonito verlo. Ver como abría los ojos (una de las
fotos esta con los ojos abiertos), como sacaba la lengua y abría la boca, como
fruncía el ceño como si estuviera enfadado (normal… con la cantidad de
golpecitos que le dimos para intentar que se moviera), como se agarraba esos
grandes mofletes con sus deditos, etc.
La ecógrafa me volvió a decir que el nene está grande para
su edad, y que se le veía bien gordito. Algo que me volvieron a confirmar en la
ecografía del hospital de la semana 31, y es que mi pequeño cachetón pesa ya ¡¡1.800
gr!! Me encanta que crezca tanto y tan sanote. Ya ha bajado del percentil 93 y
se encuentra en el 62, lo cual para mí es un gran alivio, aunque eso si, la
barriguita sigue siendo muy interesante para su tiempo jeje ¡¡como me lo voy a
pasar con esas lorcitas!! Como dicen mis amigas, será “mi pequeño buda”.
Y poco más, aquí sigo creciendo, o más bien aquí sigue
creciendo mi barriga, porque yo a duras penas voy cogiendo kilos (me quedan dos
meses para dar a luz y solo he subido 2 kilos y medio… ¿será que todo se lo
come Adrián? Jeje), estoy controlando de nuevo la diabetes, aunque cada vez
necesito ser más estricta con la comida y lo más importante de todo, ¡¡mi
pequeño está perfecto!! ¿Qué más puedo pedir?
A veces, y ante la cercanía del parto, comienzo a sentir un
poco de vértigo, por la nueva situación que vendrá, pero por ahora intento no
pensar mucho en ello. No quiero agobiarme con cosas que ni siquiera sé si
ocurrirán. Aunque a este tema tendré que dedicarle una entrada especial, algo
así como “miedos ante la cercanía del parto”.
Lo que si tengo claro
es que echaré de menos mi pancita, llevar a mi niño a todos los lados y no
sentirme nunca sola. La vida nunca sabes que te deparará y solo el hecho de
pensar que quizás nunca busquemos el hermanito (ya sabéis, crisis, espacio,
tiempo…) me produce una tremenda tristeza. Pensar que este periodo tan
maravilloso que estoy viviendo puede que no se repita nunca, hace que quiera
disfrutarlo al máximo.