sábado, 24 de mayo de 2014

¿A qué jugamos?



¿A qué juega un bebe de 3 meses y medio?
 Estos son los juguetes preferidos de Adrián, desde los 3 meses empezó a interesarse por ellos, lo cual fue todo un gran alivio para mí, ya que por fin ¡¡empezaba a entretenerse!! Anteriormente lo único que calmaba su llanto de aburrimiento eran los paseítos por casa, con el consecuente dolor de brazos y espalda.

Ahora me hace gracia cuando algunas mamas de bebes más pequeñitos preguntan ¿Qué hago cuando mi nene/a está despierto? ¿A qué juego con él? ¿Cómo le entretengo? No puedo evitar reírme, y es que es cierto que cuando los nenes pasan el letargo del primer mes y empiezan a estar más despiertos nos sentimos perdidos. Cuando ya empiezan a sonreír por lo menos te dan pistas o al menos te animan a continuar con el juego que te has inventado (con el cual cualquiera que te viera pensaría que eres un tontaina jeje), pero hasta entonces tienes que hacer un acto de verdadera fe pensando que aquello que haces con él realmente lo está disfrutando o simplemente atrae mínimamente su atención.

Un poquito antes de los 3 meses Adrián ya empezó a dar manotazon con sus manitas a los muñequitos que colgaban de los arcos de la alfombra de juego y la hamaca, pero todavía se aburría con bastante facilidad.
Con tres meses y medio ya consigue coger los muñequitos y llevárselos a la boca, con lo que entre que calcula, mueve la mano torpemente y realiza ensayo y error para cogerlo ya se lleva un rato, y una vez que lo coge consigo su premio! El rechupeteo! Ese es el verdadero juego! Comérselo todo.
De sus juguetes favoritos, el ratón sigue siendo el predilecto, y es que al colgar de los arcos de la alfombra y tener esos pies redondos, grandes y sonoros, cogerlo es ¡rápido, sencillo y divertidísimo!.
La pelota de goma con agujeros también es una gran opción, porque al ser ligera y fácil de agarrar, ya se la pasa de una mano a otra, la agita y lleva a la boca.
El martillo es divertido hasta para mí, ya que cuando golpeas algo hace varios soniditos y al niño le apasiona, tanto que lo utilizamos de atontador para cuando llora, ya que cesa inmediatamente su queja.

Otra cosa que le entretiene muchísimo son los cantajuegos. Los tenía descargados desde hacía bastante pero nunca se los ponía pensando que aun era muy chico para centrarse… ¡que equivocada estaba! Y es que es capaz de estar hasta media hora en su hamaca disfrutando de todas las canciones (para algunos niños esto puede parecer poco tiempo, pero en Adrián es toda una hazaña dejar libre a mamá todo ese tiempo).
Los programas de televisión normales también le gustan aunque menos. Yo sé que no es bueno que un bebe tan pequeño vea tele, pero cuando te toca un nene que no te da un segundo de paz, la opción de dejarle 10 minutillos sentado contigo mirando la tele es más que válida. Ya habrá tiempo de jugar a otras cosas cuando se interese más.

Luego por supuesto seguimos con las sesiones interminables de caretos, vocecitas, canciones y grititos. Esto sigue siendo su pasatiempo favorito, y con lo que ha echado sus primeras carcajadas.
Y para cuando esta ya mal humorado seguimos por los paseítos por la casa. Esta es la parte más cansada.

El ejercicio es su asignatura pendiente, y es que aunque es bastante fortachón, no le gusta nada que le coloquemos boca abajo. Ya es capaz de sentarse solo con un apoyo atrás (aunque acaba cayéndose de lado), también levanta mucho la cabeza cuando esta sobre su panza apoyándose sobre sus brazos, pero todo esto ha sido gracias a que se ha pasado toda su vida en brazos en vertical y porteado y no porque el vaguete haya practicado.

Por ahora esto es todo. Me encantaría que ya me prestara algo de atención cuando le leo cuentos, pero me hace el mismo caso que al perro cuando pasa por su lado, cero patatero.

¿y vuestros nenes a que juegan?

sábado, 17 de mayo de 2014

Cuando la lactancia no es como la imaginaste



Hace ya un par de meses hice una entrada donde relataba cómo fueron mis inicios con la lactancia, los cuales aunque fueron super complicados y dolorosos pude superar. Pero por desgracia ahí no quedó la cosa, y lo peor (a nivel psicológico) vino más tarde.
Creo que ya es algo sabido por todas que mi niño es bastante nerviosito, y que se altera con gran facilidad y luego es muy complicado calmarle, pues creo que precisamente por este temperamento que tiene el churri que nos ocurre esto.

Resumiendo un poco, siempre digo que a mi niño no le gusta la teta y todo el mundo se echa las manos a la cabeza ¡¿Cómo dices eso?! ¡¿si a todos los niños les gusta?!, pero como yo les digo, también a casi todos los niños les gusta salir a la calle y se duermen en sus carritos, pero con este la normalidad es otra.

La normalidad en los niños es que se deleiten con el pecho, que pasen las horas muertas ahí pegaditos, disfrutando del olor de mama, de su respiración, de su latido… el mío ya desde el mes de vida hacía tomas de 5 minutos, las cuales hacía pataleando y arañándome, y cuando terminaba en vez de quedarse relajado por tener el estomaguito lleno, comenzaba a llorar como un macareno.

También la normalidad en los bebes es que el pecho sea una fuente de calma para cuando están llorones. En el mío no solo esto no es así, sino que al ponerle al pecho llora todavía con más fuerza.
¿Dormir al nene con la teta? ¡Ojala! ¡Nada me gustaría más! Pero ya os imaginareis que si es difícil que no llore después de la toma, dormirle ya es misión imposible.

Siempre me dicen que igual el niño está pasando por una crisis de crecimiento (es cierto que tiene todos los síntomas), pero yo siempre respondo lo mismo “este niño está en crisis desde que nació”.

Ahora con sus tres meses y medio parece que la cosa ha mejorado un poco. Aunque por el día las tomas siguen siendo la guerra, por la noche son muy tranquilas y podemos disfrutarlas. El problema que yo veo aquí, es que como ahora al bebe parece gustarle más comer de noche que de día, me paso toda la noche con la teta fuera. Más o menos cada dos horas el chorbo hace una toma, que gracias a que son cortas yo puedo funcionar por el día.

Antes de quedar embarazada e incluso en el embarazo, pensaba en la lactancia de manera muy diferente a como lo hago ahora. Nunca había pensado que dar el pecho podría despertar en mi estos sentimientos tan profundos e instintivos. Aunque con Adrián no es fácil a mi me encanta dar el pecho, y estoy desesando que todo se tranquilice y poder disfrutar ambos de ella. Esa es mi ilusión y mi esperanza, que un día mi niño disfrute, que cuando este triste pueda consolarse con mama, que cuando tenga sueño pueda ayudarle, que me mire mientras come y me sonría…

Tengo tanto miedo que este momento no llegue que soy super reacia a dejarle con alguien y dejarle un biberón, y es que los biberones ¡le encantan!
Quiero hacer una lactancia prolongada, a ser posible más allá del año, pero a veces creo que mi niño se va a destetar antes, en cuanto empiece a probar otra comida. Intento no pensar en esto, ya que es entristecerme por algo que ni siquiera sé si va a ocurrir.

Bueno… siempre me quedará el consuelo de decir que lo intenté todo. He ido a reuniones de la liga de la leche, he pedido consejo a matronas, pediatras y enfermeras, he buscado por internet consejos o casos similares, te hemos tratado a ti con ranitidina por si era reflujo y te dolía al comer… nada ha servido.

AYYY que difícil es todo contigo hijo mío…  

lunes, 5 de mayo de 2014

Apoyo en la maternidad


En la entrada anterior os comentaba lo difícil que fueron para mi estos primeros meses y parte de esa dificultad se debió a lo sola que me sentí.

A mi familia la veía únicamente los sábados, la familia de mi novio no vive en España con lo que no podemos contar con ellos, y a mis amigos aunque los veía a menudo, muchos no entendían por lo que estaba pasando y no sabían ayudarme.
 
Pasados los primeros días después de la llegada del hospital, y que a mi chico se le acabara el permiso por paternidad, me enfrente a mi nueva realidad, la cual si he de ser sincera me sobrepasó. Siempre he sido bastante realista en lo que a la maternidad se refiere, siendo poco idealista, pero lo que me vino encima era tan distinto a lo que yo me había imaginado que me vino muy grande.

En mi entorno más cercano, aunque han estado bastante pendientes, no me he sentido comprendida. Lejos de intentar escucharme y empatizar conmigo, me culpaban en muchas ocasiones del comportamiento del niño, achacando sus continuos lloros a la costumbre de brazos.

Y es precisamente a  este tipo de soledad al que me refiero, cuando sientes que nadie te entiende, que estás sola enfrentándote a algo que te supera, cuando necesitas que alguien te anime, que  te digan “tranquila, esto va a pasar y pronto podrás disfrutar”, o simplemente poder deshagorte sin sentirte juzgada o recibir críticas.  

 Un día decidí poner remedio a mi tristeza, sacarle partido a mi situación y aprender a exprimirle el jugo a mi nueva vida. Comencé a ponerme las pilas buscando grupos de apoyo para la lactancia, asociaciones de mamás, grupos postparto, etc. Y es que ¿Quién mejor me iba a entender que mujeres en situación parecida a la mía?

Gracias a ellas comencé a salir de casa, a relacionarme con otras mamás, me quité el miedo a salir a la calle con mi niño, a coger el metro, a que el bebe llorara en el momento más inoportuno… en definitiva, comencé mi nueva vida.

 Para mi estas reuniones han sido mi gran apoyo. Es cierto que a veces me ponía triste viendo como los bebes que allí acudían no se parecían al mío, ya que comían tranquilos, dormían sin necesidad de llorar durante media hora, parecían tranquilos en brazos de sus madres… pero esos días siempre había una mano amiga que me sacaba de ese pozo de tristeza, recordándome lo maravilloso que era mi niño y lo rápido que pasaría todo aquello.

 Recuerdo como un día, después de una semana durísima de cólicos y continuos llantos, de críticas por parte de algunas personas y de peleas con mi pareja por el modo de criar al bebe, estallé desahogándome en una de las reuniones, estuve mucho tiempo hablando sobre cómo me sentía, y el grupo me dejó el tiempo que necesité, para después apoyarme y animarme como pocas veces otros habían hecho. Ese día salí renovada, sintiéndome más fuerte, más segura de mi misma y de lo que hacía ¿qué hubiera pasado de no haber tenido esta ayuda? ¿hubiera cedido a la crianza conductista que me proponían mi chico y familia? ¿hubiera aceptado como válido el hecho de que yo tuviera la culpa para comenzar a dejar llorar a mi hijo solo?

 Se habla mucho de las clases pre-parto, pero para mí, las fundamentales han sido las del post-parto. Las dudas no vienen cuando aun no sabes a lo que te enfrentas, las depresiones no se curan antes del parto y el miedo no se previene.

Ojala existieran más asociaciones o grupos de apoyo de mamás, porque por lo menos en Madrid apenas se encuentran. De ser más lanzada me aventuraría a crear uno, porque estoy segura que muchas mamás se animarían, y es que la maternidad es preciosa pero a la vez tan difícil que nunca sobran manos y palabras amigas.

sábado, 3 de mayo de 2014

3 meses


¡3 meses!

Parecía imposible pero si, llegamos a los 3 meses. Echando la vista atrás reconozco que han sido 3 meses llenos de emociones, tanto positivos como negativos.

Mis comienzos en esto de la maternidad han sido duros, y es que durante este tiempo mi bebe ha reclamado atención constante 24 horas, reclamando brazos tanto dormido como despierto, llorando (y de que manera…) durante horas cada día…

Recuerdo como me sentía cada mañana, sin fuerzas para levantarme y afrontar un día nuevo, donde creía no tener ni un segundo de respiro, rezando porque por un día el peque aguantara más tiempo tranquilo. Por entonces recuerdo que le contaba a la gente como mi bebe después de despertarse solo aguantaba 10 minutos “contento” para ponerse de nuevo a llorar hasta la siesta siguiente.

Recuerdo también como miraba envidiosa a las mamás que paseaban con sus bebes en los carritos, como acudía a las reuniones de mi grupo postparto y salía con lágrimas en los ojos al ver la calma y felicidad de esas parejas de mama/bebe, como intentábamos sin éxito tomar un simple café en un bar sin necesidad de salir corriendo por los berridos que pegaba, como me entristecía al ver como mi bebe lloraba y se revolvía cada vez que mamaba…

 Y aunque dicen que todo lo malo de los primeros meses se acaba olvidando, yo se que nunca olvidaré todas esas noches que dormí sentada con él en brazos porque incluso mi cama le pinchaba.

Pero sé que aunque no lo olvidaré, lo recordaré con una sonrisa en labios, porque ya lo estoy haciendo y es que será casualidad, o será que ayer hizo una semana desde que empezamos a darle la medicación para el reflujo,  pero fue cumplir los 3 meses y ese mismo día comenzamos a ver cambios enormes.

De pronto a mi niño le gusta el carrito, tanto que hasta consigo que se duerma paseando por la calle (me siento feliz siendo por fin una de esas mamás que pasean tranquilamente), de pronto le gusta ir en el coche, de pronto las siestas han dejado de ser una tortura para ser simplemente complicadas y de pronto los llantos desconsolados han dejado paso a las quejas y grititos.

 Sigue siendo un niño demandante, de carácter fuerte que sabe lo que quiere, se hace oir y no cesa hasta verlo cumplido, pero todo se va normalizando.

Las noches cada vez son mejores, y es que aunque se despierta cada dos horas, el ya tiene asumido que a las 21 nos vamos a la cama y que hasta las 10 del día siguiente no nos levantamos. Para mí es una pasada todo lo que llega a dormir de noche y si no fuera porque a mí me cuesta muchísimo conciliar el sueño después de cada toma, podría estar durmiendo más tiempo que antes de quedar embarazada. Esto me ayuda a poder afrontar el día de manera mucho más positiva, ya que al ser un niño de mucho brazo y gran peso, que no se conforma con que estemos sentados, el desgaste físico es bastante considerable.

 Y una cosa os voy a decir, no os dejéis convencer de que los brazos son malos, de que los niños se acostumbran a ellos, de que os manipulan con los llantos. Si un bebe os reclama es porque os necesita, unos lo harán más y otros menos. El mío me ha necesitado muchísimo y yo le he dado todo lo que me ha pedido, y solo cuando ha ido perdiendo miedo ha permitido que me alejara un poco.

 En resumen, han sido 3 meses de lucha, de llantos, de envidias, de incomprensión, de soledad… pero también de un amor incalculable, de ternura y de belleza. Quizás, han sido y serán, los 3 meses más intensos de mi vida.