sábado, 30 de abril de 2016

Destete

Lo hemos conseguido, tras meses de dudas nos lanzamos a ello.  No puedo decir que haya sido difícil, pero tampoco ha sido como yo lo quería y es que yo hubiera seguido dándole todo el tiempo que el quisiera, pero la situación se volvió extrema y lo mejor fue quitarlo, me explico mejor...

Hace cosas de dos meses, y como consecuencia de una serie de noches terroríficas en las que se despertaba cada menos de media hora para jugar con el pecho (si... jugar... no mamaba pero quería sintonizarlas, pedorrearlas, pellizcarlas... y como no le dejaba se enfadaba y desvelaba) decidí quitárselo por la noche. Para ello utilicé un cuento, el de la "teta cansada", y justo antes de acostarnos nos sentábamos en el sofá con la luz apagada y le leía este cuento mientras tomaba su última toma, después le pedía que se despidiera de ella porque ambos se iban a dormir. Tardó una noche en entender aquello (para mi sorpresa) y durante unas semanas fuimos felices. El dormía casi del tirón y por el día tomaba su tetita. Pero todo se torció a raíz de una serie de enfermedades que fue encadenando; primero una otitis, luego una neumonía y para finalizar un gripe, lo que hizo que se enñoñara muchísimo y se volviera un "tetadicto" en toda regla jeje
Empezó a estresarse mucho si yo me iba y se quedaba con su padre o la abuela, por la noche lloraba muchísimo y aunque no pedía teta en la cama si quería que nos fuéramos al salón para tomarla allí (una noche a cada menos de 15 minutos se despertaba así), a mi directamente no me podía ver sentada o tumbada porque ya quería engancharse...  en definitiva, que empecé a ver que el beneficio del pecho era menor al estrés que le estaba generando esa dependencia.

Hace ya cosa de un mes decidí cortar por lo sano y un día después de llegar del trabajo le expliqué que el ya era un niño grande y que él pichi (como el lo llama) ya no tenía lechita... para mi sorpresa lo entendió de maravilla y aunque lo siguió pidiendo de vez en cuando, no me armaba jaleo cuando le explicaba que no podía ser, incluso a veces hasta le hacía gracia eso de que ya era mayor.
Las noches desde el primer día cambiaron radicalmente, desde aquel día que decidí quitárselo ¡¡ha dormido todas las noches del tirón!! para mi ha sido como un auténtico milagro, porque después de llevar dos años sin encadenar más de dos horas seguidas de sueño (con suerte) dormir así de bien de manera tan repentina ni en mis mejores sueños lo esperaba.

A la semana de empezar a explicarle esto, lo tenía totalmente superado, es más, desde entonces le hace mucha gracia ver a los bebes mamando, y me explica, a su manera, que como son bebes toman pichi y que el es grande y ya no.

En definitiva... no ha sido el destete que deseaba ni me imaginaba que sería, pues siempre pensé que sería algo progresivo y voluntario por parte de los dos, pero tampoco puedo decir que haya quedado insatisfecha con la manera y sobretodo con los resultados. El lo entendió a la primera, sin tener apenas lloros de por medio y los beneficios han sido para ambos, ya que aunque yo asumía mi falta de sueño, no me gustaba que el durmiera tan mal y dependiera tantísimo de mi en cada despertar ya con la edad que tenía.

Seguimos durmiendo todos juntos y eso es algo a lo que no renuncio ¡porque me encanta! todos dormimos a gusto y a para mi no tiene precio acostarme a su lado sintiendo su respiración y despertarme viendo esa carita.
Obvio que tenemos críticas por esto por parte de multitud de personas que auguran una personalidad dependiente en el niño, pero pasamos olímpicamente. También las teníamos con el pecho, pero lo dejamos sin presiones de ningún tipo, simplemente porque a nuestra familia ya no le venía bien.

Si tengo que dar una valoración final de esta historia es un 10.
Un 10 porque los inicios fueron muuuuy duros, muchas grietas, muchos dolores, muchos mordiscos, un niño que tardó en aprenderse a enganchar bien 3 meses.
Un 10 porque aun sabiendo que las noches podían ser mejores metiéndole un biberón opte por seguir el camino difícil porque para mi bebe era el mejor, porque el no lloraba por hambre, el lloraba porque siempre ha necesitado mucho contacto y cercanía y esta era la mejor manera.
Un 10 porque he llegado a los 2 años, meta que jamás me planteaba cuando me quedé embarazada cuando el pecho me parecía una opción secundaría y molesta en comparación al biberón.
Un 10 por todas esos momentos lindos vividos con el, donde cuando mamaba sonreía y me miraba como enamorado.
Un 10 porque esto me hizo más fuerte y segura. Jamás pensé que sería capaz de sacarme la teta en cualquier lugar e ignorar miradas indiscretas y comentarios inapropiados.

Una amiga, viendo el cambio que pegó Adrián en cuanto a las noches a raíz de dejar el pecho y conociendo de primera mano mi falta de sueño en estos dos años me dijo "bueno... ahora con el segundo seguro harás las cosas de otra manera ¿no?" la respuesta fue clara, "no... haré lo mismo, dejarme llevar por lo que el corazón me dicte y por lo que el bebe me pida"